REALISMO MÁGICO EN HOMBRES DE MAÍZ


El realismo mágico. Definición y origen. Aplicarlo en la obra Hombre de Maíz de Miguel ángel Asturias.

Imagen relacionada

Realismo mágico

Definición

   El realismo mágico es un movimiento literario de mediados del siglo XX y el cual se define como una preocupación estilística, así como y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común, cuya finalidad no es suscitar emociones, sino expresarlas, y es sobre todo una definición y una actitud frente a la realidad.

     El realismo mágico se circunscribe a una forma de narración en la que, desde el realismo, se introducen elementos mágicos (si se quiere, se podrían llamar fantásticos, o irreales, o surrealistas, aunque dependería intrínsecamente de cada autor y de su obra), elementos que los personajes perciben como naturales. Este último punto es esencial, los personajes de cualquier narración que se englobe en la definición de realismo mágico no son conscientes en absoluto de ninguna anomalía respecto a la realidad de su mundo.

     Los escritores del realismo mágico tienen ciertos rasgos en común: una vinculación más o menos íntima con la realidad, un elemento fantástico que toma la forma de una exageración casi expresionista, grotesca y de pesadilla de ciertos aspectos de la realidad; una angustia, un fatalismo y un pesimismo atroz; un frecuente cultivo de la violencia y de la sordidez y una absorción del lenguaje popular y de la confusión y multiplicidad del mundo que presencian estos escritores. El realismo mágico en Latinoamérica es un movimiento ideológico, una actitud estética (consciente o inconsciente), que lleva a los escritores a valorar de manera universal sus diferentes formas de regionalismo, combinadas con elementos absurdos, irracionales e incomprensibles que son histórica y antropológicamente propios de la cultura americana. De esta manera, los escritores se valen de los mitos y las supersticiones para mostrar nuevos significados y descubrir las raíces comunes del ser humano americano y universal.

      En la obra mágico realista, el autor recrea un mundo en el que la magia y la realidad coexisten como si nacieran del interior mismo de las cosas, de los personajes, de los hechos, produciendo una exteriorización de sí mismo. A veces el realismo mágico bordea lo tradicional más que lo mágico, pues no parece tener algo sobrenatural. Sin embargo, las creencias, actitudes y acciones de los personajes están guiadas por una cosmovisión que incluye lo maravilloso como parte de la vida cotidiana.

     Gabriel García Márquez dice también que los escritores latinoamericanos deben trabajar en la investigación del lenguaje y de formas técnicas del relato, para que toda la magia de la realidad latinoamericana forme parte de todas las obras que se producen, y que la literatura de nuestro continente en realidad corresponda a la vida latinoamericana, donde suceden las cosas más extraordinarias todos los días. De lo que se trata es de asimilar esa forma de realidad y aceptar que ésta puede dar algo nuevo a la literatura universal.

     El escritor de realismo mágico no busca restablecer en sus relatos el orden racional del hombre occidental. Más bien, su esfuerzo está encaminado a comprender los temas de sus ficciones, desde una gramática que abandona la lógica para reformularse desde la magia, el mito o la leyenda. De esta manera, acepta la imagen mágica de la realidad e intenta reconstruirla o sublimarla desde la lógica del mito, de una leyenda, una historia cuyo motor es la maravilla, la magia o la fe en la fuerza de lo irracional. Se puede decir entonces, que el escritor latinoamericano ha demostrado que el realismo mágico es su respuesta, desde lo literario, a la multiplicidad y en alguna medida a la negación de la sociedad latinoamericana por parte de occidente. Los hechos presentados por el escritor de realismo mágico pueden parecerle al lector sobrenaturales, aunque de hecho lo que sucede es que éstos se encuentran vinculados a una realidad cultural, histórica y mítica de Latinoamérica y por lo tanto, en el fondo, resultan verdaderos.


      Origen

     El término fue utilizado inicialmente por el crítico de arte alemán, Franz Roh, pero no para la literatura, sino para una corriente expresionista en la pintura, caracterizada igualmente por incorporar elementos de fantasía y de irrealidad en una pintura de fondo realista. Posteriormente pasó al idioma español, con la traducción en 1925 del libro Realismo mágico, realizado por la Revista de Occidente, misma que fue en gran medida influenciada por las obras surrealistas de la escritora chilena María Luisa Bombal. Más tarde, en 1947, fue introducido a la literatura hispanoamericana por Arturo Uslar Pietri en su ensayo El cuento venezolano, donde señala que lo que vino a predominar en el cuento y a marcar su huella de una manera perdurable fue la consideración del hombre como misterio en medio de datos realistas. Una adivinación poética o una negación poética de la realidad. Lo que a falta de otra palabra podría llamarse un realismo mágico.

     Franz Roh originó el término de realismo mágico con la intención de caracterizar el retorno al realismo en la pintura, después de la utilización del estilo expresionista que para él era el más abstracto. En su texto, Roh delimitó las tendencias del impresionismo y del expresionismo, para dar a entender las razones que llevaron a la formación del postexpresionismo. Esto es que, según Roh, los pintores impresionistas optaron por pintar lo que veían, fieles a la naturaleza misma de los objetos y a sus propias sensaciones cromáticas.
     El Realismo mágico se trata, por lo tanto, de un movimiento literario, que alcanza su máxima expresión a mediados del siglo XX, impulsado sobre todo por la narrativa iberoamericana, pero también por otros autores como Günter Grass, Salman Rushdie o Milan Kundera.

     Alejo Carpentier utiliza el término “lo real maravilloso” en la introducción a su novela “El reino de este mundo”, del año 1949, aunque los críticos no se ponen de acuerdo en identificar ambos términos. Más bien parece que lo real maravilloso estaría más aceptado en los mitos y culturas africanas e indígenas, con un lenguaje muy barroco, lo que no sucede en otros autores del realismo mágico, pero todo ello no deja de estar en permanente discusión y debate.

     Asimismo, según Roh, los expresionistas, como reacción a esta forma de pintura impresionista, se rebelaron contra la naturaleza pintando objetos inexistentes o tan desfigurados que parecían extraterrestres. Los elementos más característicos del expresionismo son el color, el dinamismo y los sentimientos. No se trataba de reflejar el mundo de manera realista y fiel, sino, justamente al contrario: romper las formas. Lo que Roh descubrió en 1925 fue que pintores postexpresionistas estaban pintando nuevamente objetos ordinarios pero, a diferencia de los impresionistas, lo hacían con ojos maravillados porque más que regresar a la realidad, contemplaban el mundo como si éste volviera a surgir de la nada, en una suerte de magia de recreación. Es aquí donde la definición de los postexpresionistas sobre esta nueva realidad existente a los ojos del artista, empieza a tener una relación directa con la concepción de realismo mágico que se desarrolla en Latinoamérica y que migraría de la pintura a la literatura.

     Para Roh, la manera como los expresionistas veían la “verdad artística” era a través de la composición, la puesta y diseño de líneas y los colores, y no en los objetos mismos. El postexpresionismo ofrece entonces el milagro de la existencia en su imperturbable duración; “el milagro sin fin de las moléculas movibles y vibrantes”. En el post expresionismo, cuando se pone un pedazo de vidrio frente a la luz solar hay que sorprenderse de que no se derrita y de que inevitablemente no se transforme; los objetos en sí mismos tienen esa capacidad de asombro.

     Como una corriente literaria, el principal rasgo del realismo mágico se identifica por la desgarradura de la realidad por una acción fantástica descrita de un modo realista dentro de la narrativa. Ángel Flores fue el primero en llamar al rico estilo literario suramericano realismo mágico. A finales de los años sesenta el término empezó a embarcar a escritores de otros continentes. Paulatinamente, el realismo mágico fue ganando lugar en la conciencia literaria del mundo, hasta el punto que será necesario mucho más de una corriente literaria vanguardista para sustituir el realismo mágico y su poder. El realismo mágico apagó las diferencias culturales empleando una interpretación global y estándar; exagerándola algunas veces, y subrayando la tolerancia de que el ser humano es capaz. El realismo mágico empezó por decodificar la herencia del postmodernismo, así que el primer rasgo del estilo fue tratar las diferencias con deferencia.

      El realismo mágico también supera la imaginación de cualquier lector, sin desprenderlo de su cultura y tradiciones y todo aquello que se adquirió por educación, memorias heredadas de sus antepasados y de la vida misma. Asimismo, el realismo mágico persuadió la novela para que saltara por encima del muro de dos mil años que la historia novelística había construido sobre las lecturas y de prejuicios de la gente; el realismo mágico disuadió a la novela para que continuara el mismo rumbo del postmodernismo, monótono y estéril.

      Muchos escritores son considerados como pertenecientes a esta corriente literaria: entre ellos, podríamos mencionar a: Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Salmán Rushdie, Lisa St Aubin de Terán, Louis de Berniéres, Gunter Grass, Laura Esquivel.

Características

     Los siguientes elementos están presentes en muchas novelas del realismo mágico, pero no necesariamente todos se presentan en las mismas y también otras obras pertenecientes a otros géneros pueden presentar algunas características similares:

·         Contenido de elementos mágicos/fantásticos, percibidos por los personajes como parte de la realidad.
·         Elementos mágicos tal vez intuitivos, pero, por lo general, nunca explicados.
·         Presencia de lo sensorial como parte de la percepción de la realidad.
·         Las acciones se ubican en su mayoría en los niveles más duros y crudos de la pobreza y marginalidad social, espacios donde la concepción mágica, mítica se hace presente.
·         Los hechos son reales pero tienen una connotación fantástica, ya que algunos no tienen explicación, o son muy improbables que ocurran.
·         Se refiere a la novedad de los personajes irreales que siempre actúan sin actuar. La capacidad del personaje se ve reflejada en cada letra de la novela.
·         El tiempo no avanza esencialmente en una sola dirección, y su duración está sujeta a la percepción del narrador.


Hombres de maíz

Autor



     Miguel Ángel Asturias nació en la Ciudad de Guatemala el 19 de octubre de 1899, escritor, periodista y diplomático guatemalteco que contribuyó al desarrollo de la literatura latinoamericana, influyó en la cultura occidental y, al mismo tiempo, llamó la atención sobre la importancia de las culturas indígenas, especialmente las de Guatemala.


     Vivió parte importante de su vida adulta en el extranjero. Durante su primera estancia en París, en la década de los años 1920, estudió antropología y mitología indígena. Algunos científicos lo consideran el primer novelista latinoamericano en mostrar cómo el estudio de la antropología y de la lingüística podía influir en la literatura. En París, Asturias también se asoció con el movimiento surrealista. Se le atribuye la introducción de muchas características del estilo modernista en las letras latinoamericanas. Como tal, fue un importante precursor del boom latinoamericano de los años 1960 y 1970, así como del realismo mágico

Hombres de maíz

     Su título hace referencia al mito contenido en el Popol Vuh, en el cual se relata que para la formación del hombre los dioses formadores utilizaron el maíz como base de la formula de su carne. Esta novela es generalmente considerada la obra maestra de Asturias, aunque sigue siendo una de sus novelas menos comprendidas. 

     El libro está escrito en seis partes, cada una explorando el contraste entre las costumbres tradicionales de los indígenas y las de una sociedad que está en pleno proceso de modernización y cambio. Explora el mundo mágico de las comunidades indígenas, un tema del cual el autor era a la vez apasionado y conocedor. La novela se basa en la leyenda tradicional, aunque la historia es una creación propia de Asturias. El argumento gira en torno a una comunidad indígena aislada, cuya tierra está amenazada por personas ajenas, con el propósito de su explotación comercial. Un líder indígena, Gaspar Ilom, encabeza la resistencia de la comunidad contra los colonos, quienes lo envenenan con la esperanza de frustrar la rebelión.

     A través de la alegoría, Asturias muestra cómo el imperialismo europeo y estadounidense domina y transforma las tradiciones indígenas en América Latina. Al final de la novela, vemos como se ha perdido el mundo mágico de la leyenda indígena; pero concluye con una nota, en como las personas se convierten en hormigas para transportar el maíz que han cosechado.

El realismo mágico en Hombres de Maíz.

     Se encuentra escrito en una forma en la cual se evoca a formar de su contenido un mito, la novela es experimental, ambiciosa y difícil de comprender. Por ejemplo, su "esquema de tiempo es un tiempo mítico en el que miles de años pueden ser comprimidos y vistos como un momento único"; además, el lenguaje del libro es "estructurado de manera análoga a los idiomas indígenas".

     Asturias recrea un ámbito mágico partiendo de la técnica del Popol Vuh, en la cual se recurre a la iteración, al paralelismo, en una expresión sintética que se sirve de la repetición para profundizar en las dimensiones ocultas y los conceptos, mientras la narración es diálogo y descripción al mismo tiempo. Este clima impregna todo lo que ocurre en la novela, donde cada acción, aún la más bárbara, asume un significado mítico y sagrado.

     Gaspar Ilom, un dirigente indígena es asesinado por un grupo de personas ajenas a la comunidad, con el fin de evitar una rebelión por parte del poblado. La muerte del Gaspar la obtienen sus adversarios sólo acudiendo a la traición: lo envenena. En la imaginación de los indios el Gaspar se transforma entonces inmediatamente en un ser casi divino, pues aunque el veneno ejerce su efecto sobre él, el pueblo contará que el viejo se hubiera salvado porque «se tragó el río», y lo que le venció fue la vista de su gente matada por las tropas del coronel Godoy. El personaje sigue siendo, de esta manera, el punto de referencia permanente y sugestivo para la espiritualidad indígena. Las fuerzas ocultas, las imperceptibles presencias mágicas de la naturaleza van tramando la venganza del Gaspar. Los «brujos de las luciérnagas» lanzan su maldición y condenan a todos aquellos que han intervenido en su muerte. Un mundo subterráneo se mueve en el libro, con el fin de realizar esta venganza; cada acto, cada movimiento converge irremisiblemente hacia un destino de muerte.

     Los capítulos que siguen no son más que momentos diversos del cumplimiento de esta maldición. En «Machojón» es la condena a la esterilidad de los personajes culpables del envenenamiento del Gaspar. Es así como el único hijo de Machojón desaparece, transformado para la gente -por inocente, detalle de extraordinaria poesía-, en luminaria del cielo, en el momento mismo en que iba a pedir la mano de su novia, Candelaria Reinosa.

     En el episodio titulado «El Venado de las Siete-Rozas», asistimos a la muerte de toda la familia Zacatón, sin distinguir entre hombres y mujeres, grandes y chicos, por mano de los hermanos Tecún. Es éste el remedio aconsejado por el «Curandero-venado» para curar del hipo que atormenta a la «nana» de los Tecún. Sabemos que el farmacéutico que proporcionó el veneno a los asesinos del Gaspar era un Zacatón.

     En «Coronel Chalo Godoy» asistimos a la muerte del hombre que, jefe de la «montada», había ordenado y dispuesto la eliminación de Ilóm. El coronel acaba quemado vivo, junto con parte de sus hombres, en un incendio provocado por los indios en la selva.

     El quinto episodio, titulado «María Tecún», presenta tenues vínculos con la trama central del libro. El único elemento que conecta este capítulo a los que lo preceden es que María Tecún, esposa del ciego Goyo Yic, que ella ha abandonado junto con sus hijos, es en realidad una Zacatón, que el ciego salvó cuando era niña de la matanza de los hermanos Tecún y más tarde se casó con ella.

     El último episodio, «Correo-Coyote», narra el largo viaje que el cartero Nicho Aquino cumple desde San Miguel Acatán hasta la capital, obsesionado por el hecho de que su esposa lo ha dejado. Prisionero de esta preocupación agobiante, pierde el camino y atraído por el «brujo de las luciérnagas» entra, transformado en coyote, su nahual, en el mundo sobrenatural, donde encuentra la explicación a todos los acontecimientos que el libro ha narrado. Recuperada, después, su figura normal, acabará siendo el amante de una mesonera y luego su heredero, en la costa, cerca de una prisión donde encuentra también al ciego Goyo Yic y a su esposa, María Tecún.

     Trama particularmente complicada, la de Hombres de maíz, que parece dispersa. Los distintos capítulos se presentan a simple vista desligados aunque en el fondo cada uno está hábilmente hilado a los demás.




(Zeta)

No hay comentarios:

Publicar un comentario