Te traía mis furias
para plasmarlas
en tu huraño molde,
e igual
ser avanzada arrogante de la tierra,
puñal hundido
en la danza de los vaivenes verdes!
Vine de noche,
cuando tu forma
la hurtaban las sombras,
mas,
te liberó una estrella
dibujando tu perfil sobre las ondas,
transfigurada,
y ya no eras fiera,
sino lunar
en la blancura gozosa de la espuma,
ni eras fría,
sino beso
ardiente en el húmedo regazo,
ni eras solitaria,
sino refugio
de moluscos apareados sobre las algas.
Me llevo mis iras,
desencantado,
para no ser vasallo
de tu vientre fatigado de corales!
y mendigar las caricias
de un desmayo de olas.
Andrés
Recasens Salvo